El mercado automovilístico estadounidense deparó en la década de 1950 algunas sorpresas con las que casi nadie había contado. Primero apareció el Corvette, un deportivo de gran éxito desde el principio. Después respondió Ford con el Thunderbird y se sorprendió de que el mercado se mostrase todavía abierto a un deportivo aún más pequeño. Sin embargo, el grueso de la oferta de deportivos reducidos llegaba del Reino Unido e Italia, y Ford pensó en cómo poner coto a la importación. La única posibilidad era responder con otro modelo pequeño. En 1964, Lee Iacocca, a la sazón jefe de la Ford, acaparó la atención del mercado de coches deportivos con su Ford Mustang.
La casa Ford se sintió más que satisfecha cuando al salir el Mustang al mercado recibió 22.000 pedidos del modelo. Todos los primeros ejemplares fueron equipados con un motor de seis cilindros. No obstante, para ver un potente V8 en el vehículo no hubo que esperar demasiado tiempo. Asimismo, desde 1966, Ford instaló frenos de disco en las ruedas delanteras del Mustang.
Motor 6 cilindros de 3.2 litros y 120,329 HP
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